El propóleo es una sustancia resinosa que las abejas recolectan de la corteza de los árboles y brotes de plantas. Estas laboriosas trabajadoras lo combinan con sus propias secreciones para crear una mezcla que utilizan para sellar y proteger la colmena. El propóleo actúa como un sellante natural, protegiendo la colmena de bacterias, hongos y otros agentes patógenos.
El proceso de obtención del propóleo es minucioso. Los apicultores instalan rejillas especiales en las colmenas, las cuales las abejas cubren con propóleo. Una vez que las rejillas están llenas, se retiran y el propóleo se raspa cuidadosamente. Posteriormente, se somete a un proceso de purificación para eliminar impurezas, obteniendo así el propóleo en su forma más pura y beneficiosa.
El uso del propóleo se remonta a tiempos antiguos. Civilizaciones como los egipcios, griegos y romanos ya utilizaban el propóleo por sus propiedades medicinales. Sin embargo, no fue hasta el siglo XX que científicos comenzaron a estudiar sus componentes y beneficios de manera sistemática. Aunque no se puede atribuir a una sola persona el descubrimiento del propóleo, fue el doctor Remy Chauvin, un entomólogo francés, quien en la década de 1960 destacó sus propiedades antibacterianas y antifúngicas, dándole un mayor reconocimiento científico.
El propóleo es conocido por sus múltiples beneficios para la salud, entre los que destacan:
El propóleo es recomendado por numerosos profesionales de la salud debido a sus múltiples beneficios. Algunos de los doctores y especialistas que lo recomiendan incluyen:
El propóleo es un verdadero regalo de la naturaleza, utilizado y valorado desde la antigüedad por sus propiedades curativas. Hoy en día, la ciencia respalda sus beneficios para la salud, haciéndolo un complemento ideal para fortalecer el sistema inmunológico y proteger el organismo de diversas infecciones y enfermedades. Incorporar el propóleo en tu rutina diaria puede ayudarte a disfrutar de una vida más saludable y equilibrada.